Según la R.A.E., integrar es “hacer que alguien o algo pase a formar parte de un todo”, o “aunar, fusionar dos o más conceptos, corrientes, etc., divergentes entre sí, en una sola que las sintetice”.

Si pensamos en términos matemáticos, una integral es la generalización de la suma de infinitos sumandos, infinitamente pequeños, algo así como un paraguas que recoge todos los valores de la función determinados en un intervalo dado.

Si trasladamos toda esta información al mundo de la empresa, nos encontramos con que cualquier organización lleva a cabo a diario multitud de procesos que pueden encajarse en una u otra categoría; a saber: procesos comerciales, de fabricación, operativos, financieros… Todos son necesarios para su funcionamiento. Todos son distintos, implican a varias personas y están interrelacionados de una o más formas para acabar afectando al resultado del negocio.

Normalmente, la organización decide comprar o alquilar distintos software, con el objetivo de automatizar la gestión de los distintos procesos de la empresa. En esta decisión están implicados, por separado, cada uno de los departamentos afectados. Así, un comercial buscará y apoyará un CRM con el que se sienta cómodo; un ingeniero encargado de una planta de fabricación se preocupará por conseguir el mejor MRP; el director del área financiera buscará un ERP lo más completo e intuitivo posible… Y así con todas las áreas o departamentos de la empresa.

¿El error? Es más que probable que todos esos software, especialmente si son de distintos fabricantes o utilizan distintas tecnologías, “no se hablen” entre sí, sean incompatibles, no estén integrados. Entonces, si todos los procesos de la empresa están relacionados y afectan en común al resultado… ¿por qué gestionarlos por separado? ¿No es mucho más lógico tener una única herramienta que sea capaz de gestionar todos?

Volviendo a la integral matemática, e imaginándonos que se trata de un único software que funciona como un paraguas en el que todos los distintos procesos que afectan a la empresa están recogidos y relacionados, es decir, integrados, tendremos una sola plataforma que nos permite gestionar y controlar un todo, que es la empresa. Secciones que antes operaban de forma independiente, ahora funcionan como partes integradas en un conjunto.

Las ventajas de contar con este tipo de herramienta frente a tener distintos módulos o programas de gestión no integrados son claras:

  1. La estructura administrativa de la empresa se simplifica, aumentando la eficacia y la productividad.
  2. Hay un menor esfuerzo de ejecución, ya que no hay que repetir una misma orden en todos los procesos afectados por ella.
  3. Disminuye el riesgo de duplicidades y errores, aumentando el control sobre la empresa en su conjunto.
  4. Se reducen los tiempos y los costes asociados a los distintos procesos.
  5. La flexibilidad y amplitud de los software integrados les permite tener un alto grado de parametrización y adaptación a las necesidades concretas de cada organización.

En resumen, integración es unificación, y un sistema de gestión integrado es

 

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